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29 ene 2017

Cranford [Libro]


Cranford (1851-1853)
Autora: Elizabeth Gaskell
Número de páginas: 210       
Género: Costumbrista


Argumento:



A través de las solteras de este pueblo llamado Cranford, asistimos a los pequeños y grandes acontecimientos de los habitantes del pueblo. Gracias a estos acontecimientos, nos pueden enseñar el paisaje, la comunidad, la ambientación, cultura, costumbres, normas sociales… Es todo un retrato lleno de amor, humor, afecto, que con el telón de fondo de la revolución industrial nos muestra también los cambios que desean involucrarse en la sociedad.


Elizabeth Gaskell se remonta a los años de su infancia, en el pueblo de Knutsford y a los personajes que se convertirán en las protagonistas de esta deliciosa novelita de tan cortas páginas. Novela que parece estar siempre a la sombra de la gran obra Norte y Sur, pero que no tiene ningún desperdicio. Yo ve la miniserie de la BBC y estuve tan perdidamente enamorada de estas mujeres y sus formas de pensar y comportarse que, no ha podido ser hasta este momento en el que he podido leerme el libro. Como siempre, felicidades a la cadena que ha sabido hacer una bonita adaptación.

Nos encontramos en Cranford, en los primeros años del reinado de la Reina Victoria (Qué grandísima reina) y cuando la revolución industrial estaba intentando hacerse un lugar. Resulta que en este pacífico pueblo de Cranford, la buena sociedad está formada casi exclusivamente por mujeres, solteras además, con mucho tiempo libro para especular, chismorrerar, idear, planear, cuchichear, hablar por los codos, aconsejar… pero también para preocuparse las unas por las otras con el mayor afecto posible.

La narradora es Mary Smith y será a través de sus ojos que vamos a enterarnos de todas las cosas que pasan en Cranford. Multitud de historias de los habitantes del pueblo que a vista general, forman una sola historia Historias muchas veces disparatadas o extravagantes. Pero para nosotros, los lectores, nuestras protagonistas serán las hermanas Jenkyns, Matilda (Matty) y Deborah, pero en especial y sobretodo, Matty. La querida Matty, tan dulce, encantadora, siempre intentando hacer las cosas del modo más correcto. Sensible y tierna con todos. Pero dentro del viaje conoceremos a la Señora Pole , la Señora Jamieson, la Señora Forrester y otras con las que nos reiremos, nos hará enternecer e incluso alguna lagrimita se nos podría escapar. A veces el aburrimiento (o las ganas de hacer algo) pueden ser tan apremiantes que alguien quiera coserle un jersey a su vaca… para que no pase frío… por ejemplo…

La ingenuidad de estas protagonistas te hará reír, con sus historias presentadas bajo una capa de fina ironía (tan típico en las novelas británicas) Elizabeth rememora su infancia con cariño, pero también con una visión crítica de la vida pueblerina en la que se crió y educó durante años.

Los hombres de los pueblos, cuando tenían ya una edad, se marchaban a las grandes ciudades a trabajar, se enrolaban en la marina o lo que fuera necesario para no quedarse en el pueblo, pues eso solo lo hacían los de una casta inferior, hasta el médico estaba mal visto verse con él y solo el vicario estaba exento. De ahí que la campiña inglesa de esta novela esté compuesta básicamente de mujeres. Todas con un nivel de vida medio, lo suficiente para sobrevivir y ahorrar un poco, pero no lo suficiente como para ir de forma lujosa, así pues, todas intentan disimular esa falta de un modo u otro entre ellas, para justificarse del por qué no llevan vestidos de seda. Porque en un pueblo, las apariencias son fundamentales,

Elizabeth Gaskell emplea un uso del lenguaje sencillo que, para el año en que se publicó, no se hace nada pesada. Entiéndase en el contexto histórico, no vamos a ver aquí reflejada, por muy sencilla que sea, una narrativa del tipo actual. Es amena, cada capítulo una historia, atrapa al lector. Es uno de esos clásicos que a día de hoy no lo podrías mirar y pensar: “Seguro que esto lo entendía la gente de antaño, pero yo hoy no lo entiendo y me aburre”. No, eso no te pasará con Cranford.


Charles Dickens fue el impulsor de esta novela. Incitó a su amiga Gaskell a que se animara a escribir sobre el pueblo de su infancia y por eso ella le otorgó unas líneas en su libro para nombrarlo. Así pues, se desarrolló en entregas periódicas del Household Words (muy típico de la época) que comenzaron en 1851 y acabaron en 1853, que fue cuando finalmente se editó en un solo libro, por cierto, revista que era dirigida por Dickens y bueno, quién mejor que Dickens para recomendarte este pedazo de obra. ¡Manos a la obra, chicos!






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